Instituto de Microcirugía Ocular, IMO

Veinticuatro horas después de salir de la consulta en Vigo y 1160 kilómetros después llegamos al IMO. Durante el día, la familia y amigos que sabían de nuestro problema, nos confirmaban, los que lo conocían, que era uno de los mejores centros de oftalmología de Europa. Algunos hablaron también de la calidad de la atención y de su fama, que estaba desbancando a Barraquer.

El viaje nos hizo también reflexionar sobre la España de las autonomías y cómo en las 17 comunidades debe haber otros tantos centros de referencia en oftalmología, sin embargo, no se adelanta nada con que las competencias sean gallegas, catalanas, madrileñas o murcianas. Si en España hubiera dos o tres centros públicos de referencia, Barcelona, Madrid, Oviedo, donde sea, se atenderían casos complicados como estos en los centros públicos en igualdad de condiciones. O el tema de vacunas. Según dónde vivas, tienes un calendario de vacunas... de locos.

El caso es que llegamos al IMO bien, está situado en la falda del Tibidabo, en la Salida 7 de la Ronda de Dalt, en Sant Gervasi. Es un edificio nuevo, finalizado en 2009 de cemento blanco y orientado al sur para aprovechar la luz por unos estupendos ventanales. 

Nada más llegar, nos atendieron en una recepción, que daba paso a una enorme sala de espera con una sala cerrada anexa, con juegos para niños, dibujos, una televisión, para que los pequeños se entretengan durante la espera. La puntualidad fue británica y en todo momento te acompaña una auxiliar por las consultas. Allí le realizaron a Cristina todas las mediciones, pruebas e imágenes necesarias para el diagnóstico. Las mismas realizadas anteriormente por los doctores Pérez Leirós, Pérez Moreiras y García Arias, e incluso alguna prueba más, pero sus aparatos tenían pinta de ser más modernos, operados por especialistas y le realizaron pruebas con alguno que no habíamos visto antes. 

Para atendernos estuvo la doctora Ana Wert, una chica jóven (perdón por lo de chica, pero es menor que nosotros) con un excelente trato y una gran empatía y capacidad de comunicación. Nos explicó que confirmaba las evaluaciones anteriores y que nuestra hija tenía una catarata que debía ser operada de inmediato.

Nos confirmó que a la menor sospecha en menores de 3 años hay que realizar una revisión ocular, y que en el mejor de los casos nuestra hija nunca llegaría al 100% de la visión. 

En cuanto a la forma de operar, coincidió con la doctora García Arias en que la lente simple era la mejor en estos casos, ya que cuanto más simple sea el ojo, mejor volverá a aprender a ver por el mismo. Su falta de graduación podrá ser corregida mediante gafas, hasta que el ojo deje de crecer con 19 o 20 años y la niña pueda operarse de la miopía que pueda ir acumulando durante este tiempo. 

El tema de la extracción del vitreo coincidió con el doctor Pérez Moreiras. Nos dijo que los estudios que han realizado indican que en más de un 90% de casos de niños el vitreo se vuelve opaco y crea una nueva catarata, así que de forma preventiva es mejore extraerlo en la misma operación.

En ningún momento nos indicó que la operáramos allí, se nota que están acostumbrados a dar segundas opiniones. Si bien nos indicó que cuanto antes lo hiciéramos mejor, porque no había tiempo que perder, ya que la maratón de recuperación del ojo llegaría a posteriori. 

Allí mismo mi mujer y yo decidimos que si podían, la operarían allí. Tuvimos la suerte de tener un hueco al día siguiente en la agenda del doctor García Arumí, que realizó la operación junto con la doctora Wert. De esta forma nos ahorrábamos un viaje de ida y vuelta a Vigo. Me consta que hicieron un esfuerzo para acomodar su horario. La doctora operaría la parte anterior del ojo y la vitrectomía y la colocación de la lente la realizaría el doctor García Arumí.